Atenciòn y Concentraciòn


¡Hoy os pido que tengáis atenciòn y concentración durante toda la lectura del artículo! 

¡Debería llevarte unos 3 minutos y 54 segundos leer a una velocidad promedio que permita una buena atención! 

Aquí…ya puedo imaginar la diferencia en la reacción de quienes nos leen. 

¿Quién habrá cambiado de posición a una posición más cómoda y apta para sentir atención; quién habrá resoplado interna y externamente; quién habrá dejado de leer y quién habrá dicho: “pero qué quieren”? 

Porque este es un punto fundamental:

¿qué queremos realmente cuando pedimos atención y concentración? 

¿Queremos que nuestros hijos realicen el ejercicio en cuestión con atención y concentración? Y si se equivocan ¿a qué atribuimos el error? Queremos que nuestros hijos escuchen atentamente y con atención al hablante, pero si bostezan, ¿qué pasa? ¿Bostezan porque no están atentos ni concentrados o algo más? 

Antes de continuar con el razonamiento, comencemos ahora con una parte más técnica donde explicaremos muchos aspectos de la atención y la concentración, relacionados con la vida y el deporte. 

Ahora la pregunta más correcta que me viene a la mente es: ¿somos conscientes de si lo que pedimos es factible o no en el momento en que lo pedimos? 

¿Cuáles son las señales personales que te indican que estás activado y concentrado como deseas? 

¿Qué es la atención para los adultos? 

Siempre debemos recordar que, técnicamente, la activación es un proceso cognitivo complejo que te permite separar y concentrarte en estímulos específicos, ignorando las distracciones. 

Se trata de una habilidad fundamental que consiste en el procesamiento de información relevante para la percepción, el aprendizaje, la memoria y la resolución de problemas.

Sería bueno tener siempre en cuenta las etapas de desarrollo, así que vamos con un pequeño resumen: 

• Primeros meses: Si hay atención compartida con el adulto, éste inicialmente sigue un objeto y avanza hacia conductas más completas. 

• 18-24 meses: Comienza aumentando la duración del tratamiento, haciendo que los niños se distraigan menos y puedan concentrarse en su actividad completa en un período corto. 

• 3-6 años: Los niños comienzan a responder a la activación y desarrollan una comprensión rudimentaria del concepto. Tienen una capacidad limitada para concentrarse y se dejan influenciar fácilmente por los estímulos externos. 

• 6-7 años: Con el inicio de la escuela primaria, la atención sostenida puede durar entre 15 y 20 minutos. Se desarrolla entonces una atención selectiva y focalizada, acercándose a las capacidades de los adultos. Es importante adelantar el descanso durante las actividades escolares. 

• 7-11 años: La corteza prefrontal madura, produciendo una migración significativa de concentración, selectividad (es decir, la capacidad de ignorar las distracciones) y actitud prolongada. El tiempo de atención puede ser de unos 25-35 minutos 

• Adolescencia: La atención continua a la migración, con un aumento en la duración de la concentración continua, puede ser de 30 a 45 minutos en un adolescente de 15 a 16 años. 

La concentración hace referencia a la capacidad de dedicar voluntariamente la energía mental a una sola actividad, pensamiento u objetivo. 

¿Qué la distingue de la atención? 

La atención suele considerarse un proceso pasivo y distintivo, mientras que la concentración es un acto voluntario y activo.

• Importancia: Mejorar la concentración puede aumentar la productividad y la eficiencia en diversos aspectos de la vida diaria, como en el estudio, el trabajo o el logro de metas personales. 




¿Y en el deporte? 

En el deporte infantil, el desarrollo progresivo de los distintos tipos de atención condiciona la manera en que los niños perciben, deciden y ejecutan sus movimientos. 

Por ejemplo, la capacidad de alternar el foco atencional es todavía limitada en niños pequeños, lo que explica por qué tareas que exigen atender a varios estímulos a la vez (balón, compañeros, adversarios) resultan especialmente complejas en edades tempranas. 

Durante los primeros años de vida, la atención se caracteriza por ser predominantemente involuntaria, es decir, dependiente de estímulos novedosos o llamativos. 

Entre los 5 y 7 años comienza a consolidarse la atención voluntaria, que permite sostener el foco de manera más estable y dirigida a objetivos concretos. 

Aunque existen variaciones individuales, se estima que la duración promedio de la atención sostenida en actividades estructuradas o lúdicas es de alrededor de 

• 5 a 10 minutos entre los 3 y 4 años, 

• 10 a 15 minutos entre los 5 y 6 años, 

• 15 a 20 minutos entre los 7 y 9 años, 

• 20 a 30 minutos hacia los 10 a 12 años (Ruff & Rothbart, 1996; Best & Miller, 2010). 

A partir de la adolescencia, la capacidad de concentración puede extenderse a 30–45 minutos o más, dependiendo de la motivación, el interés y la práctica. 

El rendimiento atencional de los niños depende de múltiples variables, que pueden agruparse en tres grandes dimensiones: internas, externas y relacionales. 

1. Variables internas: Incluyen la maduración neurológica, los estados de sueño y descanso, la alimentación y la motivación intrínseca. Por ejemplo, el sueño insuficiente o una mala calidad de descanso afectan negativamente la atención sostenida y la memoria de trabajo (Kostyun et al., 2019). Además, el estado emocional es determinante: la ansiedad y la frustración reducen la eficacia atencional, mientras que la calma y el disfrute la potencian (Diamond, 2013). 

2. Variables externas: Se refieren al entorno y las condiciones de la tarea. Factores como el ruido, la temperatura o la presencia de distracciones visuales pueden dificultar la atención. Es importante tener en cuenta que la estructura de la sesión de entrenamiento influye directamente: los niños mantienen mejor la concentración cuando las tareas son breves, variadas y lúdicas (Contreras-Osorio et al., 2021). 

En este sentido, los deportes “abiertos”, que exigen toma de decisiones y adaptación constante (como el fútbol o el baloncesto), favorecen el desarrollo de la flexibilidad atencional más que las actividades repetitivas o de patrón cerrado. 

Otro elemento clave es la retroalimentación del entrenador. Las investigaciones sobre foco atencional (Wulf, 2013; Miles et al., 2017) demuestran que las instrucciones centradas en el efecto del movimiento (foco externo) mejoran tanto el rendimiento como el aprendizaje motor, en comparación con las consignas centradas en el cuerpo o en la técnica (foco interno). Por ejemplo, decir “lanza para que la pelota toque la esquina” resulta más eficaz que “mueve el brazo más rápido”. 

3. Variables relacionales: El vínculo entre el niño y el adulto —entrenador o padre— influye en la disposición atencional. Un clima de confianza y seguridad emocional permite al niño concentrarse mejor y persistir ante la dificultad. Del mismo modo, un entorno grupal positivo y cohesionado reduce las distracciones y promueve la implicación en la tarea (Baumeister & Vohs, 2018). 

A continuación, vamos a exponer factores que pueden interferir en la atención aplicada al deporte:

🧠 Categoría: Biológicos / Fisiológicos  

Factor interferente  

Efecto sobre la atención  

Ejemplos o manifestaciones  

Referencias   

Privación de sueño  

Disminuye la atención sostenida y la velocidad de reacción.  

Niños distraídos o con errores simples.  

Kostyun et al., 2019  

Fatiga física o mental  

Reduce la capacidad de inhibir distracciones.  

Pérdida de foco en sesiones largas.  

Diamond, 2013  

Deshidratación o mala alimentación  

Deteriora el procesamiento cognitivo.  

Irritabilidad, desconcentración.  

Best & Miller, 2010  

Trastornos del neurodesarrollo (TDAH, dislexia)  

Dificultan la atención sostenida y selectiva.  

Dificultad para seguir consignas o mantener el foco.  

Li et al., 2023  

❤️ Categoría: Emocionales / Psicológicos  

Factor interferente  

Efecto sobre la atención  

Ejemplos o manifestaciones  

Referencias  

Ansiedad o presión competitiva  

Aumenta el “ruido mental” y dispersa la atención.  

Niños tensos o con pensamientos anticipatorios.  

Baumeister & Vohs, 2018  

Baja motivación o aburrimiento  

Disminuye la implicación cognitiva y la persistencia.  

Falta de interés o participación pasiva.  

Ryan & Deci, 2017  

Baja autoconfianza  

Reduce la concentración por inseguridad.  

Evitación de desafíos, miedo al error.  

Bandura, 1997  

🌍 Categoría: Ambientales / Contextuales  

Factor interferente  

Efecto sobre la atención  

Ejemplos o manifestaciones  

Referencias  

Ruido o sobreestimulación visual  

Saturan los recursos atencionales.  

Distracción por gritos o movimiento excesivo.  

Ruff & Rothbart, 1996  

Sesiones largas o monótonas  

Provocan fatiga cognitiva y pérdida de foco.  

Desconexión progresiva en la práctica.  

Contreras-Osorio et al., 2021  

Exposición excesiva a pantallas  

Reduce la tolerancia a la atención sostenida.  

Dificultad para mantener el foco prolongado.  

Lillard et al., 2015; Christakis et al., 2018  

Instrucciones extensas o confusas  

Dificultan la comprensión y la focalización.  

Mezcla o olvido de consignas.  

Wulf, 2013  

Clima competitivo excesivo  

Genera ansiedad y dispersión atencional.  

Enfoque en el resultado más que en el proceso.  

Baumeister & Vohs, 2018  

👥 Categoría: Sociales / Relacionales  

Factor interferente  

Efecto sobre la atención  

Ejemplos o manifestaciones  

Referencias   

Relación tensa con el entrenador  

Disminuye la confianza y el compromiso.  

Desmotivación, actitudes defensivas.  

Baumeister & Vohs, 2018  

Conflictos con compañeros  

Provocan distracción emocional.  

Burlas, conflictos, pérdida de cooperación.  

Ruff & Rothbart, 1996  

Presión o expectativas familiares  

Aumenta la ansiedad y el miedo al error.  

Nerviosismo, bloqueo o autoexigencia excesiva.  

Ryan & Deci, 2017  


Como hemos comentado anteriormente, la motivación y el disfrute son motores esenciales de la atención infantil. 

Según las teorías de la autodeterminación, la concentración aumenta cuando la actividad responde a tres necesidades psicológicas básicas: competencia, autonomía y relación (Ryan & Deci, 2017). Cuando el niño percibe que progresa, tiene cierto control sobre la tarea y se siente vinculado al grupo, su atención se sostiene de manera natural. 

En cambio, entornos excesivamente controladores o centrados en el error tienden a dispersarla. 

Comprender cómo funciona la atención en la infancia permite ajustar la enseñanza y el entrenamiento deportivo a las capacidades reales de los niños. 

Las investigaciones recientes sobre quiet eye (Miles et al., 2017) y foco atencional (Wulf, 2013) muestran que la atención puede entrenarse de manera específica. Ejercicios que implican control visual, toma de decisiones rápidas y cambios de estímulo ayudan a fortalecer las redes atencionales y la autorregulación cognitiva. 

En la práctica, esto implica diseñar sesiones con tareas breves, objetivos claros y consignas simples, alternando momentos de alta demanda con pausas cortas de recuperación atencional. Asimismo, la incorporación de rutinas de respiración o mindfulness breve antes de acciones importantes puede mejorar el foco y reducir la ansiedad (Brenner et al., 2022). Siempre, como en los artículos anteriores, debemos recordar que buscamos el desarrollo del pensamiento crítico. La clave es entender que el estado en el que te encuentras es el adecuado para el tiempo del niño y adaptarlo si es necesario, fortalecerlo o empezar a diversificarlo. 

Crecer es una práctica constante, que requiere compromiso y práctica todos los días, a todas las edades y para todas las personas y se expanderia mas si todos prestáramos más  ATENCIÓN.



Referencias Baumeister, R. F., & Vohs, K. D. (2018). Handbook of self-regulation: Research, theory, and applications (3rd ed.). Guilford Press. Best, J. R., & Miller, P. H. (2010). A developmental perspective on executive function. Baumeister, R. F., & Vohs, K. D. (2018). Handbook of self-regulation: Research, theory, Child Development, 81(6), 1641–1660. https://doi.org/10.1111/j.1467-8624.2010.01499.x Brenner, R., Kittler, J., & Schaffran, T. (2022). Mindfulness-based programs for youth athletes: A systematic review. Psychology of Sport and Exercise, 59, 102121. Contreras-Osorio, F., Martínez-Salazar, C., & Montero-Carretero, C. (2021). Effects of sport-based interventions on children's executive function: A systematic review and meta-analysis. International Journal of Environmental Research and Public Health, 18(21), 11161. Diamond, A. (2013). Executive functions. Annual Review of Psychology, 64, 135–168. https://doi.org/10.1146/annurev-psych-113011-143750 Kostyun, R. O., Milewski, M. D., & Hafeez, I. (2019). Sleep and cognition in youth athletes. Sports Health, 11(3), 212–217. Miles, C. A. L., Wood, G., Vine, S. J., & Wilson, M. R. (2017). Quiet eye training aids the long-term learning of throwing and catching in children. European Journal of Sport Science, 17(2), 153–160. Posner, M. I., & Petersen, S. E. (1990). The attention system of the human brain. Annual Review of Neuroscience, 13, 25–42. Ruff, H. A., & Rothbart, M. K. (1996). Attention in early development: Themes and variations. Oxford University Press. Ryan, R. M., & Deci, E. L. (2017). Self-determination theory: Basic psychological needs in motivation, development, and wellness. Guilford Press. Wulf, G. (2013). Attentional focus and motor learning: A review of 15 years. International Review of Sport and Exercise Psychology, 6(1), 77–104.



Iniciar sesión para dejar un comentario
Motivación y elecciones
la arquitectura de las elecciones